Enseñar es una vocación para Najla Farzana. Ella aprovecha cada oportunidad para expandir su conocimiento y ayudar a otros a hacerlo también. Como oficial de capacitación en Moccasin, desarrolla e imparte capacitación para empleados y apoya al equipo de salud y seguridad.
Antes de unirse a la SFPUC en 2019, Farzana vivió una vida que solo unos pocos pueden imaginar. Nació y creció en una sociedad diferente. Sus experiencias únicas de trabajo en entornos posconflicto y multiculturales le han dado las habilidades para ser una maestra y capacitadora eficaz.
Vivir en dos mundos
Farzana nació en Afganistán, un país que ha experimentado años de guerra y múltiples regímenes. Bajo el régimen actual, las mujeres de Afganistán están prisioneras en sus propios hogares y no se les permite trabajar ni ir a la escuela.
La educación de Farzana contrasta fuertemente con la forma en que se trata a las mujeres en su país de origen en la actualidad. Nació en un hogar donde no había reglas de género y los miembros masculinos y femeninos eran tratados por igual.
En 1980, la Unión Soviética invadió Afganistán. Farzana y su familia huyeron a Estados Unidos como refugiados. Aquí se enfrentaron a una cultura diferente, la barrera del idioma y la discriminación diaria.
Farzana comparte lo que su padre le dijo: “Puedes perder cualquier posesión que tengas, excepto el conocimiento. Lo que has aprendido, tu título universitario, tu experiencia en la vida no te lo pueden quitar. No hay límite en lo que puedes hacer. Lo más importante es que des ese primer paso”.
Esquivando balas
Después de los eventos del 9 de septiembre, Farzana regresó a Afganistán como parte de la Operación Libertad Duradera de los Estados Unidos. En su cargo, capacitó a empleados gubernamentales, estableció programas para mujeres y trabajó en el sistema presupuestario de Afganistán. Trabajó con personas de diferentes orígenes y niveles de educación. El trabajo fue gratificante pero no exento de riesgos; tuvo que “esquivar balas y terroristas suicidas” en múltiples ocasiones.
Después de trabajar 10 años en Afganistán, Farzana regresó al Área de la Bahía. Fue honrada por su trabajo con la Medalla al Logro por el Servicio Civil de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos en 2004 y la Medalla de Honor de la OTAN en 2012.
Diversidad, equidad, inclusión
Farzana comparte una cita de Abdu'l-Bahá, un renombrado campeón de la justicia social y embajador de la paz internacional: “El mundo de la humanidad está poseído por dos alas: la masculina y la femenina. Mientras estas dos alas no sean equivalentes en fuerza, el pájaro no volará”.
“Para que una organización florezca y prospere, debe tener diversidad de género. La diversidad y la inclusión nos hacen volar”, comenta Farzana.
“El Mes de la Historia de la Mujer me da esperanza, muchas antes que nosotras lucharon y lucharon por nuestros derechos para asegurarnos de que tengamos un mejor camino. Otra vez es hora de que luchemos y proporcionemos un camino más fácil para los menos afortunados”.
Tutoría y activismo
En 2001, Farzana y sus hermanas aparecieron en un historia sobre SFGATE. El artículo trata sobre su programa para ayudar a los jóvenes inmigrantes estadounidenses de origen afgano. Farzana se dedicó al programa durante 10 años, asesorando a 220 niños, cuatro días a la semana.
Farzana continúa su servicio a los demás. Es la directora ejecutiva de SOS Afganistán. Su enfoque es ayudar a los afectados por la guerra, el desplazamiento y la marginación e identificar soluciones locales para empoderar a las mujeres y sacar a los hogares de la pobreza.